Alarmante fue la cifra que la Organización Mundial de la Salud compartió en el primer trimestre de este 2021en relación con la cantidad de muertes que están relacionadas con el trabajo.
Y no se trata precisamente de decesos por accidentes laborales que son una desafortunada constante en algunos trabajos de alto riesgo como construcción, técnicos de servicio eléctrico, entre otros.
745 mil muertes suceden al año alrededor del mundo por factores directamente relacionadas por la cantidad de horas laborales incluso en la seguridad de una oficina en alguna empresa.
El índice de muertes por año ha estado adoptando una tendencia creciente que parece no detenerse. En el año 2000 y 2016, la tasa de defunciones aumentó un 29% y subiendo.
Pero, ¿cómo se sabe entonces que las personas están muriendo por sobre carga en el trabajo? Básicamente se notó una tendencia en común, donde personas que trabajaban más de 55 horas a la semana presentaban enfermedades cardiovasculares y accidentes cerebrovasculares tan avanzadas que terminaban en el penoso desenlace.
Por otro lado, se observó que las personas que trabajaban entre 35 y 40 horas semanales tenían una mejor salud al tener el tiempo necesario para realizar actividades deportivas, tener una mejor alimentación y tener una menor carga de estrés.
En conclusión, son ya varias investigaciones como la de “The Productivity of Working Hours” publicada por John Pencavel, el artículo “Long working hours and risk of coronary heart disease and stroke: a systematic review and meta-analysis of published and unpublished data for 603 838 individuals” publicada en The Lancet por psicólogos de diferentes universidades europeas, entre otras que concuerdan lo mismo: trabajar demasiado, mata.
Con esto no significa que cada una de las personas que tengan un horario laboral que superan las 55 horas de trabajo semanal vaya a morir, pero a estas alturas y después de dos décadas, ya se tiene suficiente evidencia para ver un factor que se puede considerar como de alto riesgo para la salud.
Claro está que depende de la fisiología y forma de vivir de cada individuo, sin embargo, es un llamado de atención para aquellas empresas que se empeñan en hacer trabajar de más a sus trabajadores quienes viven bien a pesar de la decadencia progresiva de su salud.
Desde dolor de espalda, pasando por derrames cerebrales, paros cardiacos y trastornos de ansiedad y depresión, son muchos males para una sola fuente, sin mencionar otros males de las que no se hablan como el abuso del alcohol.
Semana laboral corta, la solución que varios países ya contemplan para beneficiar a sus empleados. Islandia, el primero en aprobarla
Aunque ya tiene varios años el tema sobre la mesa, es hasta hace muy poco que las empresas se están tomando en serio el darle más tiempo de esparcimiento a sus empleados.
Un caso muy sonado fue la sede de Microsoft en Japón, que hizo una prueba con el modelo de semana laboral de cuatro días para ver qué tan factible era implementarlo en una corporación de gran tamaño, puesto que en pequeñas empresas parecía funcionar bien.
“Work Life Choice Challenge” fue el programa que duró un verano en el país del sol naciente donde los empleados de una determinada área se les dio un día adicional para su descanso.
Los resultados fueron bastante satisfactorios, pues la productividad de los empleados aumentó un 40% a comparación de cómo lo habían estado haciendo hasta hace un año.
Esto puso al aire una nueva narrativa laboral, donde los empleados no necesitan necesariamente más horas de trabajo para hacer más, sino que pueden hacer más en menos tiempo porque no están agotados, estresados o enfermos.
Sin embargo, el ensayo fue bastante corto y en un área de trabajadores donde no se arriesgaba mucho en caso de que el experimento fallara, por lo que también el giro de la empresa puede ser un obstáculo para poder implementar este nuevo modelo.
España también intentó estos ensayos en diversas empresas voluntarias por parte del partido político Más País para probar qué sucedía con la productividad laboral con solo 32 horas laborales semanales, es decir, 8 horas menos que el habitual.
Una vez más, despedazaron la lógica de que menos horas laborales equivalían a menos producción, pues los trabajadores se mostraron más dispuestos a trabajar más y perder menos el tiempo en sus horarios laborales.
Héctor Tejero, quien coordinó este proyecto menciona que incluso las ausencias injustificadas al trabajo que son tan comunes, decayeron un 30%, y los efectos ambientales por menos recursos eléctricos, consumibles, transporte, entre otros, también resultaron en números a favor.
Finalmente, en julio del 2021, el gobierno de Islandia aprobaría de manera oficial la semana laboral de 4 días al también notar los beneficios de este modelo que ya ha sido probado por muchos países, en su mayoría de forma satisfactoria.
Esta resolución se llegó al tener buenos resultados con su propio experimento en el laboratorio Autonomy con sede en el Reino Unido, donde el modelo de cuatro día trajo muchas ventajas.
Y no se trató de un proyecto pequeño de meses como los anteriores, este se observó desde el 2015 y terminó en 2019, en diversos sectores como oficinas, hospitales, guarderías, tiendas, escuelas y más.
Nueva Zelanda y España que parecen ser los más interesados en poner en marcha el modelo, seguramente no le quitarán los ojos de encima a Islandia para ver cómo evoluciona, aunque es importante destacar que se trata de países muy distintos.
En la otra esquina tenemos a los detractores, que apuestan por jornadas mucho más largas que elimina los fines de semana como días de descanso
En este punto donde todos buscan trabajar menos para poder tener una mejor calidad de vida disfrutando de la familia, ocupándose de su salud física y mental, es difícil pensar que hay quienes abogan por trabajar más, de hecho, hasta el doble.
La usuario de Twitter, Jordan Kong, hizo un pequeño hilo de su punto de vista de su vida laboral que puso el debate sobre la mesa al ser comentado más de 8 mil veces, siendo retwitteado 19,5 mil veces.
En su hilo abre con una opinión no popular de que “lo mejor que pueden hacer los jóvenes en sus primeros años de su carrera, es trabajar los fines de semana”, tomando como ejemplo su propia experiencia y contexto.
“He trabajado incontables fines de semana desde que inicié mi carrera hace más de 10 años. Como toda niña inmigrante y pobre que ha tenido éxito en el ámbito de la tecnología, nadie nos regaló nada, teníamos que lograr nosotros el éxito”
Sin embargo, también menciona “esto no vino sin ningún precio. Desarrollé pre-diabetes cuando trabajaba más de 90 horas semanales en mis veintes. Sufrí síndrome del intestino irritable inducido por el estrés en mi primer emprendimiento cuando tuve alzas y abajas. No digo que sea fácil vivir de esta manera”.
Y concluyó con algo que puso pensar a muchos en su situación como parte de un sector poblacional en desventaja: “Superé a mis compañeros al ganar oportunidades que normalmente están reservadas para chicos blancos egresados de Harvard o Stanford, no para una mujer asiática introvertida, de estatura baja y nerd como yo”.
Elon Musk, el fundador de Tesla Motors, Starlink, Neuralink, y demás empresas, que también probó lo que es empezar de cero, con más pérdidas que ganancias en sus inicios, que tuvo que ir contra corriente para poder hacer lo que nadie más hizo, también está de acuerdo.
Al menos así lo expresó en uno de sus tweets publicado el 26 de noviembre de 2018, donde menciona” Hay lugares más fáciles dónde trabajar, pero nadie puede cambiar el mundo trabajando 40 horas a la semana”.
Esta fue su respuesta a un artículo publicado por “The Wall Street Journal” que hablaba de que Tesla se convirtió en el lugar más codiciado por la juventud en búsqueda de empleo, pese a sus altos rangos de horas laborales de una compañía donde muchos ingenieros idealistas terminan abandonando porque les resulta imposible de llevar el paso.
Realmente levantar un emprendimiento es un trabajo bastante arduo que va más allá de horas laborales de una oficina de alguna empresa, pero no es la realidad de prácticamente la mayoría de los trabajadores que son asalariados, en un margen de millones.
Es entonces cuando toda la magia de trabajar para sobresalir se viene abajo, pues ser un asalariado que trabaja hasta fines de semana para alcanzar el éxito profesional no es más que una utopía, un hermoso escenario pintado por los administrativos de grandes corporaciones que al final se van a beneficiar y enriquecer por esas horas extras exprimidas, muchas veces sin ser remuneradas.