Naturaleza
Madagascar

¿Estamos a tiempo de salvar la tierra?

Entre los lugares especiales de la tierra, más preciados, se encuentran los “puntos calientes” de biodiversidad, definidos por los biólogos conservacionistas como entornos naturales que contienen un número excepcionalmente elevado de especies en peligro que no se encuentran en ningún otro lugar de la Tierra. Entre los puntos calientes más conocidos están las Filipinas, el litoral californiano de clima mediterráneo y Madagascar. Menos conocidas son el Chocó-Darién-Ecuador occidental, los Ghates Occidentales de la India y el Karoo de plantas suculentas de Sudáfrica. Los 25 puntos calientes de biodiversidad más importantes sólo ocupan el 1,4% de la superficie terrestre del planeta, una extensión equivalente a unas cuatro veces y media la superficie de España, y sin embargo son el hogar exclusivo del 44% de las especies vegetales de la Tierra y del 35% de sus aves, mamíferos, reptiles y anfibios.

Vegetación Filipinas
Filipinas
Baja California

Cada vez más, estas áreas, que se encuentran entre los lugares más fascinantes y de mayor riqueza biológica de la tierra, se han convertido en el objetivo de los esfuerzos de conservación global. Su situación crítica constituya una prueba evidente del tremendo impacto de los seres humanos sobre la naturaleza, y su intento de rescatarlas, un rayo de esperanza.

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Puntos calientes de biodiversidad en el mundo

Más de un tercio de las plantas y los vertebrados terrestres conocidos están confinados en áreas que constituyen menos de un 2% de la superficie del globo. A estas zonas fértiles y gravemente amenazadas, las más ricas en plantas endémicas del mundo, las han llamado, “puntos calientes”.

Se han identificado “puntos calientes” en todos los continentes, salvo en la Antártida. Se designan “puntos calientes” no por los gorilas o los tigres, sino por todo el ecosistema. Donde hay concentración de plantas, medra el resto de seres vivos. Esto incluye a los humano, que talan árboles y diezman hábitats, a menudo a causa de la pobreza y la presión demográfica. La gente que dependa de la Tierra debe tener sus necesidades cubiertas. Pero solo el 40% de la tierra de estas zonas está protegida, lo que pone en peligro a estos núcleos de biodiversidad.