Con los logros que ha obtenido la NASA junto con SpaceX en las misiones de exploración del planeta Marte, se mencionó mucho sobre el desarrollo de motores para cohete tipo Raptor, creados por la empresa de Elon Musk.
Se mencionó mucho que los Raptor serían los motores de los cohetes del futuro, y que de hecho, estos serían los que enviaran al ser humano al planeta rojo. Actualmente ya han sido probados en el actual sistema de lanzamiento espacial, Falcon 9.
Esta nueva tecnología utilizaría metano líquido densificado y LOX (oxígeno líquido), que vendría a sustituir al queroseno RP-1 de toda la vida. Este le daría un impulso el doble o triple mayor, lo que se traduce en un motor mucho más potente.
Pero los avances no para ahí, pues se está buscando otras alternativas que permitan llevar al humano al espacio en menos tiempo, para ello se requiere de una energía superior a lo que hemos visto hasta ahora, y se logrará gracias a la energía nuclear.
Los cohetes a propulsión nuclear sería lo que vendrá después o en paralelo a los Falcon, y de eso se ha encargado el DARPA (Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa, por sus siglas en inglés) estadounidense que se enfoca principalmente en proyectos especiales y militares, y forma parte del Departamento de Defensa.
Ha sido la misma DARPA la que anunció su contrato que beneficia a Blue Origin, empresa de transporte aeroespacial fundada por Jeff Bezos, creador de Amazon. Y están en vistas de demostrar (o no) que la propulsión térmica nuclear será la forma en la que el humano se pondrá en órbita terrestre en un futuro no muy distante.
2025: El año propuesto para poner un cohete nuclear en órbita por primera vez
Como era de esperarse en el rival espacial de Estados Unidos, Rusia también ha hablado sobre llegar a marte con cohetes nucleares. Ambos países han estado desarrollando esta tecnología a la par con el objetivo de realizar viajes rápidos interplanetarios.
Pero mientras Rusia amenaza con planes de desarrollo, DARPA avanza a pasos rápidos y ha puesto como año tentativo el 2025 para poner en órbita un cohete nuclear por primera vez en la historia.
Dicho vehículo espacial utilizaría propulsión termonuclear será parte del proyecto DRACO (Cohete de demostración para operaciones ágiles cislunares), de ahí se haría el diseño de vehículos que podrían soportar esta nueva y potente fuerza de propulsión, que estará a manos de Blue Origin y Lockheed Martin.
De estos dos, Lockheed Martin es la que mayor experiencia tiene luego de desarrollar aviones supersónicos para la NASA, mientras que Blue Origin se encargará de las novedades e innovaciones. Se dice que ambos también han formado un fuerte equipo para desarrollar una cápsula de aterrizaje para futuros alunizajes.
General Atomics desde luego, también tendrá un rol vitan en la jugada, pues son los expertos en propulsión termonuclear, quienes planean hacer uso de un reactor nuclear para obtener la energía de arranque y propulsión que los desplace hasta la órbita.
Además, vendrá a solucionar problemáticas de velocidad, por lo que promete viajes más largos en poco tiempo. Y esto quedará demostrado para 2025, una fecha bastante sorprendente por la cercanía, y tomando en cuenta que se desconocen detalles sobre los avances o fracasos que han tenido al respecto.
Haciendo cuentas, quedan menos de 20 meses para lograr tal hazaña en dos bloques, la primera donde General Atomics se encargue de establecer el sistema de propulsión y detalles del reactor. Y luego el desarrollo en físico de toda esta teoría por Lockheed Martin y Blue Origin en el segundo bloque.
Como resultado, se espera que el calor provocado por la reacción nuclear caliente al propulsor que trabaja a hidrógeno líquido (tradicionalmente, un dato que podría cambiar), y así obtener un impulso mayor al momento de levantar los cohetes.
Aunque de momento solo se ha hablado sobre llegar a la Luna en menos tiempo, posiblemente sea clave para poder llegar también a Marte. Desde luego, este último destino dependerá mucho de lo que la misión en marcha en el planeta rojo logre gracias a su vehículo y helicóptero no tripulado.
Después de todo, no se compara aterrizar en un satélite, a aterrizar otro planeta como el nuestro. Lo que sí sabemos, es que los viajes ya no durarán tanto, pues actualmente se estima que toma cerca de 450 días llegar hasta nuestro planeta vecino con la tecnología actual.